Preparado por: Pastor Giovanni Colorado García
¿Qué sucedería si un guía de campo saliera con un grupo de exploradores y perdiera o se le dañara la brújula y los instrumentos de orientación que le ayudan a mantener la dirección de destino? O ¿si alguien que pilotea una nave pierde los instrumentos que garantizan e indican el curso que llevaría a toda una tripulación a un sitio o destino especifico? De seguro se extraviaría el guía y toda aquella tripulación.
Es así como el Espíritu Santo es el guía de la iglesia. Por eso dijo a través de Pablo, “ten cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en ello, pues haciendo esto, te salvaras a ti mismo y a los que te oyeren”.
Dijo a Moisés: “ve que hagas todo conforme al diseño que te fue mostrado en el monte”. Y dijo a Josué: “mira que te mando que te esfuerces y seas valiente para hacer conforme… y no te apartes ni a izquierda ni a derecha”.
Todo esto significa orientación y dirección departe de Dios para que los encargados de guiar a su pueblo tuvieran directrices precisas con qué guiar a su pueblo hacia la tierra prometida, sin temor a extraviarse.
Nosotros hemos sido llamados por Dios para guiar las almas y a todo un pueblo hacia la salvación, por tal razón, hemos recibido herramientas suficientes para conducir y llevar a todos a la meta trazada, a la patria celestial. Por lo cual, tenemos la responsabilidad de ser vigilantes de nosotros mismos y de aquellos principios y verdades que garantizan que nos mantengamos en el camino o en la ruta trazada por Dios, y así poder guiar a aquellos que nos han sido encomendados al lugar escogido por Dios.
El Señor advierte del peligro de aquellos que se extravían de la verdad y arrastran a otros hacia el error; de los guías ciegos que surgen en el camino para desviar y hacer que otros caigan en el abismo, los viejos profetas que hacen que algunos se salgan del plan trazado por Dios. Falsos guías desubicados cuyo fin es su perdición y la de aquellos que logran seducir.
El mundo de hoy está necesitando verdaderos guías espirituales, pues hay muchas personas con comezón de oir una voz que diga a sus espaldas: “este es el camino andad por el”; ministros de verdad, temerosos de Dios y vigilantes de sí mismos y de la grey del Señor, hombres de Dios que puedan guiar por el desierto y por el mar a todo un pueblo, y que tomados de la mano del señor alcancen la meta final.
El señor dijo:”a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, solo el hijo de perdición”, para que la Escritura se cumpliese. Y ese debe ser nuestro anhelo, que aquellos que dependen de nosotros no se pierda ninguno.
Sigamos pues, las huellas que el maestro nos ha trazado, andando y viviendo como él; porque sabemos que si vivimos para él, sufrimos con él y morimos con él, también viviremos y reinaremos con él. Esa es nuestra meta; reinar con Cristo por toda la eternidad.
Por tanto, ministros, santos y participantes del llamamiento celestial, el Señor nos invita a tener cuidado de nosotros, de los principios y enseñanzas para no desubicarnos en nuestra carrera y perdamos el fruto de nuestro trabajo, a fin de que obtengamos galardón completo.