Hola a todos, les saludo en el maravilloso y majestuoso nombre de nuestros Dios y Señor Jesucristo, en esta oportunidad quiero traer a mención a este tema ya que en muchas oportunidades muchas personas allegadas a mi me hacen la pregunta del porque ya no celebro la navidad, indagando en la web me encontré con este interesante articulo en donde se muestra el porque no se debe celebrar tal festividad el cual les mostrare en esta entrada de mi blog.
Es verdad que esta época es hermosa, en donde podemos estar con nuestros seres amados y a eso no le veo problema, pero, porque siempre debemos de esperar a la navidad para demostrar nuestro amor hacia nuestros seres queridos? nosotros podemos amarlos todos los 365 días del año.
También deberíamos celebrar tan hermoso acontecimiento como lo es el nacimiento de nuestro salvador todos los días de nuestra vida, ademas su mayor obra no fue su nacimiento (el cual es muy importante) su obra mas maravillosa fue el morir por nosotros para nuestra redención y perdón de nuestros pecados, hagamos que cada segundo de nuestro existir sea dedicados a el (nuestro amado señor Jesús) obedeciendole y dándole la gloria y la honra como solo el se lo merece. Dios les bendiga grandemente y gracias por su visita a este mi humilde blog.
Por Felpe Chicas
"Pero hubo
también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros,
que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aún negarán al Señor
que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos
seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será
blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras
fingidas." (2 Pedro 2:1-3).
Para muchos cristianos la Navidad es la celebración del nacimiento del Señor
Jesucristo; es la fiesta de su cumpleaños. Por esta razón, la Navidad es
considerada como una época de paz, de amor y de regocijo, ya que recuerda la
llegada de la "natividad" o sea el nacimiento del “Niño Dios”.
El mes de Diciembre ofrece al mundo entero, cristiano y no cristiano, un tiempo
de amor y paz; una época de regocijo y de regalos. Los centros comerciales se
llenan de multitudes que corren de aquí para allá buscando qué comprar. Es en
esa época cuando muchos se acercan al pueblo cristiano, especialmente a
nosotros los Pentecostales del Nombre de Jesús, para hacernos la siguiente
pregunta: ¿Por qué ustedes no celebran la Navidad siendo que es una fiesta
cristiana?
Muchos de nuestros hermanos no saben que responder ante esta pregunta, o al
menos, no saben cómo responder. Algunas de las respuestas que comúnmente se
dicen son:
"La iglesia donde me congrego no acostumbra
celebrarla, por lo tanto yo tampoco"
"Nosotros no acostumbramos celebrar la
Navidad"
"La Navidad es un negocio del
mundo"
"La Navidad es una fiesta pagana".
Como verá, estas respuestas no son realmente una buena explicación a tan
importante pregunta.
Como cristianos necesitamos tener fundamentos sólidos del por qué no
participamos de ciertas fiestas que se celebran mundialmente. De esta manera
podremos dar una respuesta clara y concreta. Es por eso que Dios puso en mi
corazón el escribir este pequeño artículo, cuya finalidad es dar una
explicación bíblica e histórica del por qué los cristianos no deben celebrar la
fiesta de la Navidad.
LA APOSTASÍA
La Segunda Epístola de Pedro, según los historiadores fue escrita alrededor del
año 64 d.C. La tradición nos dice que éste fue el año en que el apóstol Pedro
fue martirizado por el emperador romano Nerón. También sabemos que este fue uno
de los años en los cuales la iglesia fue intensamente perseguida. Seguramente
el apóstol estaba persuadido que su fin estaba muy próximo, por lo cual, al
escribir su segunda epístola tomó el sumo cuidado de advertir a la iglesia de
los peligros de la apostasía.
Pedro advierte a la iglesia que vendría un tiempo cuando se levantarían falsos
maestros, los cuales introducirían dentro de la iglesia herejías destructoras.
Para inculcar firmemente este pensamiento en la mente de los cristianos, él
hace una comparación entre el pueblo de Israel y la iglesia. Cuando él dice:
"hubo falsos profetas entre el pueblo" se está refiriendo a Israel y
cuando dice: "como habrá entre vosotros falsos maestros" se está
refiriendo a la iglesia.
Lo que Pedro está tratando de decir, es que así como en Israel hubo falsos
profetas que introdujeron la apostasía, incluyendo la adoración al sol, a la
luna, el culto a Baal, y otras cosas que eran abominables delante de Dios, y
así como en Israel hubo hombres que se propusieron introducir el paganismo
dentro del pueblo, así también sucedería con la iglesia. Falsos maestros se
levantarían e introducirían herejías destructoras.
Notemos el término que el apóstol Pedro usa. Él no se estaba refiriendo a
cualquier tipo de enseñanzas, sino a "herejías destructoras". El
objetivo de estas enseñanzas sería la destrucción del pueblo del Señor, o sea
la iglesia.
EL ORIGEN DE LA APOSTASÍA
El apóstol Pablo en 2 Timoteo capítulo tres, también advierte a la iglesia del
problema de la apostasía. Aquí leemos que la apostasía es revelada en su última
etapa. Cuando Judas escribió su epístola, él reveló las diferentes etapas de la
apostasía. Para el año 90 d.C. cuando el apóstol Juan nos escribe la primera
epístola, ya encontramos la apostasía a un nivel muy elevado, negando la
doctrina de Cristo.
Si notamos, en todos estos tres libros casi no se hace mención de cómo se
introduciría la apostasía dentro de la iglesia. Es el apóstol Pedro el que nos
revela claramente cómo es que esto sucedería. Pedro dice que la apostasía no
vendría por imposición del gobierno, sino que se introducirían falsos maestros
los cuales introducirían "encubiertamente herejías destructoras".
Note el término "encubiertamente" o sea un tipo de enseñanza
disfrazada, tapada, con apariencia de verdad, pero falsa.
Es así como muchas de las falsas enseñanzas que la iglesia practica hoy en día,
han sido introducidas no por errores que los hombres temerosos de Dios hayan
cometido, sino por los falsos maestros o falsos líderes que se han pasado por
cristianos. Así encontramos falsas enseñanzas tales como la adoración de
imágenes, la práctica de ciertas fiestas paganas, como "el Día de la
Coneja" y la Navidad, que es el tema de este artículo.
¿PORQUE LA IGLESIA NO DEBE CELEBRAR LA NAVIDAD?
La Navidad es una fiesta que se celebra anualmente el 25 de diciembre para
supuestamente conmemorar el nacimiento del Señor Jesús. Vayamos ahora al título
de este artículo: ¿Por qué la iglesia no debe celebrar la Navidad? La respuesta
a tan importante pregunta la encontramos en las siguientes razones:
1. Una razón bíblica
2. Una razón histórica.
1. LA RAZÓN BÍBLICA
La razón número uno por la cual la iglesia no debe celebrar la Navidad es
porque la Biblia no lo ordena. La iglesia debe entender que todo lo que
practique y enseñé debe de estar basado en la Santa y Bendita Palabra de Dios.
De lo contrario es una herejía, una falsa enseñanza, es algo que no proviene de
Dios y cuyo objetivo es destruir la iglesia del Señor.
En Efesios 2:20 leemos: "Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo". Aquí
encontramos la base de toda enseñanza bíblica. Todo lo que nosotros
practiquemos debe estar basado en la Palabra de Dios.
1.a. La Evidencia de los Cuatro Evangelios
Cuando nosotros estudiamos los cuatro evangelios, encontramos que Mateo y Lucas
son los únicos que mencionan el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo (San
Mateo 1:18-2:12; Lucas 2:1-20). La razón por la cual ellos mencionan el
nacimiento, no es con el propósito de establecer la celebración de la fiesta de
la Navidad, sino de demostrar como las profecías que el Antiguo Testamento
mencionaba respecto al nacimiento del Divino Maestro tuvieron su cabal
cumplimiento.
En los Evangelios encontramos las ordenanzas del Maestro, tales como la
institución del bautismo en agua en el nombre del Señor Jesucristo y la
celebración de la Santa Cena. Sin embargo, no se hace ninguna mención a la
celebración de la Navidad. Esto nos dice que Jesús no estaba interesado en que
se celebrará el día de su nacimiento sino su muerte y resurrección, ya que esto
es lo más importante y fundamental para nuestra salvación; ahí radica la base
del Nuevo Pacto.
1.b. La Evidencia en el Libro de los Hechos
El libro de los Hechos de los Apóstoles es un libro muy importante porque cubre
la historia de la iglesia original durante los primeros 30 años. En todo ese
tiempo encontramos a la iglesia interesada en cumplir cada una de las
ordenanzas del Maestro; de ahí su importancia para los cristianos, porque nos
muestra lo que la iglesia primitiva creía y practicaba.
En este libro leemos que cuando las almas se arrepentían, eran bautizadas según
lo establecido por el Señor; cuando la iglesia se reunía, se celebraba la santa
cena y así todo lo establecido por el Señor Jesús. No obstante, en todo el
libro no se encuentra ninguna mención de que la iglesia celebrara la Navidad.
Esto deja bien claro que Jesús no la estableció, como tampoco era parte de lo
que la iglesia primitiva practicaba, o de lo contrario, Lucas, el escritor, lo
hubiera anotado.
1.c. La Evidencia en los Escritos del Apóstol Pablo
El apóstol Pablo escribió trece libros del Nuevo Testamento. Estos libros
fueron dirigidos a diferentes congregaciones con el propósito de solucionar los
problemas que habían surgido en dichas iglesias. En ellos se tratan casos de
problemas en matrimonios, problemas entre hermanos, adulterios, el surgimiento
de las herejías, el uso de los dones del Espíritu. En fin, todos los libros o
cartas de Pablo nos enseñan a cómo tratar y solucionar los problemas de la
iglesia.
Además, en los escritos de Pablo también se hace alusión a las diferentes
fiestas o ceremonias que la iglesia celebraba en el primer siglo de nuestra
era. Lo sorprendente es que no se encuentra ninguna cita bíblica que haga
referencia a la celebración de la Navidad.
De esta manera queda claro que la iglesia no debe celebrar la Navidad, por la
sencilla razón que la Biblia no lo enseña ni establece.
2. LA RAZÓN HISTÓRICA
2.a. La Historia de los Primeros Trescientos Años
de la Iglesia
El periodo de tiempo después de la muerte del apóstol Pablo en el año 68 d.C.
hasta el año 120 d.C. es conocido como la Edad Sombría. La razón por la cual
recibe este nombre, es porque durante este periodo no hay ningún registro
histórico de la iglesia. A partir del año 120 d.C., la narración de la historia
se reanuda con los “Padres de la Iglesia”. Lo interesante es que cuando se
reanuda la historia, la iglesia siguió su marcha con las mismas normas y
costumbres de la Iglesia Apostólica primitiva. No hubo cambios mayores, como
tampoco se menciona en esa historia, el establecimiento de la fiesta de la
Navidad.
El primer registro histórico de la celebración de la Navidad data del siglo IV.
Si nosotros tenemos en cuenta la historia de la iglesia, encontraremos que en
el año 313 d.C. el emperador Constantino hizo al cristianismo la religión
oficial del Imperio Romano. Esto permitió que unos años más tarde la iglesia se
casara con el Estado. Cuando esto sucedió, muchas de las doctrinas de la
iglesia primitiva fueron cambiadas y reemplazadas por falsas herejías,
impulsadas por aquellos que aceptaron el cristianismo por conveniencia.
Según la tradición de la Iglesia Católica Romana, fue el Papa Julio I (337-352)
quien estableció la Navidad como celebración litúrgica fija, siendo desde
entonces su conmemoración el 25 de diciembre. Según testimonio preciso, tanto
de Ambrosio como del cronógrafo del 354, fue el pontificado de su sucesor
Liberio (352-366) quien la estableció. Vemos así, que si los Apóstoles y los
“Padres de la Iglesia” ignoraron tal festividad, ¿por qué deberíamos nosotros
prestarle atención?
2.b. La Cronología del Nacimiento de Cristo y el 25
de Diciembre
Sobre la cronología del nacimiento del Mesías, no hay acuerdo entre las
diversas fuentes históricas. La fecha tradicional, que coincide con el
principio de la nueva era después de Cristo, quedó fijada en el siglo VI
después de largos cálculos, por el monje Dionisio el Exiguo, que la hizo
remontar al año 754 de la fundación de Roma. Sin embargo, ésta fecha no
concuerda con la fecha de Mateo, que sitúa el nacimiento de Jesús durante el
reinado de Herodes el Grande, muerto en el 750 de Roma, es decir 4 años antes
del cómputo fijado por Dionisio.
Son también inciertas las noticias relativas al censo hecho por el legado Quirino
(Lucas 2:2), que sería el que determinó el viaje de María y José a Belén. Los
historiadores mencionan únicamente el de 6-7 d.C., mientras que investigadores
católicos sostienen que Lucas alude a otro censo realizado entre el 8-6 a.C.,
durante el viaje a Oriente del mismo Quirino.
¿CUANDO NACIÓ JESUCRISTO?
Como dije antes, en el siglo VI el monje Dionisio expuso que el nacimiento de
Jesucristo sucedió en el año 754 de la fundación de Roma, pero la fecha no es
exacta, ya que Herodes murió en 750, y se supone que Herodes ordenó la matanza
de inocentes tras la llegada del Mesías. En realidad, Jesús tuvo que haber
nacido antes de la primavera del año 4 a.C., que es la fecha de la muerte de
Herodes. Seguramente usted ya notó que hay una aparente contradicción en esto,
pues es como afirmar que Cristo nació en la época antes de Cristo. Lo que
sucede es que la cronología de la era cristiana tampoco es exacta, pues está
basada en las cuentas que hizo Dionisio.
A pesar de todo, no existen referencias precisas sobre el nacimiento de
Jesucristo. Aunque usted no lo crea, en los primeros tres siglos del
cristianismo se señalaban como fechas del nacimiento de Jesús los días 6 de
enero, 25 ó 28 de marzo, 19 de abril, y 133 fechas más. Fue en el año 351
cuando el Papa Julio I designó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento
de Jesús. Esta fecha arbitraria, fue escogida con base en la antigua creencia
pagana de que los dioses nacen tres días después del solsticio de invierno, que
marca el renacimiento de la luz entre las tinieblas. El solsticio de invierno
ocurre del 21 al 22 de diciembre, por lo que el Papa católico-romano, escogió
el día 25. De este modo al relacionar el renacimiento de Cristo con el ciclo
solar, de alguna manera el gran suceso de la Natividad se renueva cada año.
Después de tantos números y cálculos, la fecha del nacimiento de Jesús no es
tan importante como lo fueron las grandes enseñanzas que de cualquier manera
Jesucristo dejó a la humanidad: el gran amor de Dios a los hombres como el de
un padre hacia sus hijos, el perdón, el hacer por los demás lo que quisiéramos
para nosotros, en fin... el Amor.
Como usted se puede dar cuenta, la cronología que nosotros tenemos no es exacta
sino incierta; ¿por qué entonces celebrar un cumpleaños (o un nacimiento) en
una fecha incierta? Por otra parte, tenemos que la fecha del 25 de diciembre es
una fecha establecida por un Papa de la Iglesia Católica Romana y que coincide
con una fiesta pagana romana; ¿no cree usted que hay algo raro en esto? ¿Será
esta fiesta un engaño del diablo para que los cristianos nos veamos envueltos
en una práctica pagana?
LA ELECCIÓN DEL 25 DE DICIEMBRE
La elección del 25 de Diciembre y el título de la fiesta tienen su origen
directo en el calendario romano. Entre las fiestas paganas que celebraban los
romanos, había una llamada "Día Natal del Sol Invicto" (Dies Natalis
Solis Invicti). Dicha fiesta se hacía en honor a los emperadores romanos en
decadencia. En ella, estos hombres se hacían venerar como la encarnación del
Sol Invicto. Esta fiesta unía en el plano mitológico a las divinidades con el
ciclo anual del Sol, que durante el solsticio invernal gracias al posterior
alargamiento progresivo del día, parecía volver sobre la Tierra como por un
renacimiento.
Esta simbología solar que llevaba consigo la celebración del 25 de diciembre,
fue ciertamente adoptada por el cristianismo para calificar
"luminosamente" la figura de Cristo. Sin darse cuenta, al celebrar la
fiesta de la Navidad, muchos cristianos están participando de una fiesta pagana
romana en honor de los emperadores.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD
El árbol de Navidad que adorna la mayoría de los hogares de todo el mundo, con
sus adornos multicolores y sus luces resplandecientes, en cuya cúspide aparece
la estrella de Belén; es nada menos que otra de las fiestas paganas que se
celebraban en la antigüedad. No se puede dar una razón lógica del por qué un
árbol en cuyo tronco aparecen el niño Jesús, José, María, los pastores y los
animales. La Biblia no menciona que hubiera un árbol en el establo donde nació
Jesús. Tampoco se sabe desde cuando se comenzó a asociar este extraño árbol con
el nacimiento del Señor.
Donde sí encontramos luz sobre este árbol de la Navidad, es en la historia de
los países escandinavos y la Roma primitiva, donde se han encontrado huellas de
su uso en ciertas ceremonias. En la Enciclopedia Ilustrada Cumbre, Tomo 10 y
página 71, encontramos la siguiente información:
"Las tribus paganas del norte europeo rendían
culto a los árboles, en los que veían la encarnación de extrañas deidades; al
convertirse al cristianismo, conservaron en el árbol de Navidad un resabio de
su antigua superstición. Adornaban un pino o cualquier otro árbol de hojas
perennes con objetos brillantes y velas que simbolizaban el sol, la luna y las
estrellas, y danzaban y cantaban alrededor del extraño símbolo. Muchos pueblos
han adoptado el árbol sin conocer su origen pre-cristiano".
Como vemos la gran mayoría de cristianos no se dan cuenta que la realidad de
todo, es que al celebrar la fiesta de Navidad, se están envolviendo en muchas
fiestas paganas que lentamente se fueron introduciendo dentro del cristianismo.
Ciertas prácticas que comenzaron con la Iglesia Católica Romana, han ido siendo
adoptadas por todas aquellas iglesias que se dicen ser protestantes del
catolicismo.
EL GORDO SANTA CLAUS, UNA MENTIRA MUY GRANDE
Indudablemente, la de Santa Claus es la leyenda más exitosa (en lo que al
comercio se refiere) y difundida no solamente en la Navidad, sino entre todas
las celebraciones de todo el año, como también es la mentira más grande que
muchos padres le hacen a sus hijos, haciendo que ellos crean que es ese
personaje el que les trae los regalos.
Aunque es nebuloso el origen del gordo chapeado, vestido de satín rojo
terminado con una cenefa de armiño y fajado con un cinturón negro; la realidad
es que cada diciembre, en el supuesto aniversario del nacimiento de Jesucristo,
la figura casi mitológica de este personaje regresa a repartir regalos a los
niños del mundo, en recuerdo del día en que los magos, cargados de presentes,
siguieron la ruta de la estrella de Belén para ofrendar a su nuevo Rey.
Pero, ¿quién es Santa Claus? ¿De dónde llegó? ¿Cómo es realmente? La leyenda
cuenta que nunca se ha dejado ver por nadie cuando mágicamente hace caber su
inmensa humanidad a través de una chimenea, una rendija o la cerradura de la
puerta para dejar los regalos.
Pues bien, se dice que este amado y ansiosamente esperado personaje, no es otro
que Nicolás, nacido hace muchos años en la ciudad-puerto de Patara en Asia
Menor. Llegó a ser obispo de Myra, y como tal desarrolló una importante labor
social repartiendo regalos entre los niños desprotegidos y ayudando a las
mujeres viudas. Al paso de los años, la Iglesia Católica Romana lo elevaría a
“Santo” por sus buenos actos.
La figura de San Nicolás reapareció muchos años después de su muerte en
Holanda, donde se decía que en la víspera de su día (6 de diciembre) recorría
la ciudad misteriosamente repartiendo regalos a niños desamparados y
menesterosos. A partir del siglo XVI empezó a realizar sus visitas en la Noche
Buena con el nombre de SintirKlass.
Sus primeras visitas al continente americano, se registraron también en el día
de San Nicolás, para traer regalos a los niños de las colonias holandesas de
Nueva York. Sin embargo, dado que la mayor influencia norteamericana es inglesa
y que en Inglaterra pronunciaban su nombre como Santa Claus, es así como se
conoce en Estados Unidos y en toda América Latina.
Ahora bien, no en todas partes del mundo San Nicolás asume la misma apariencia
ni lleva el mismo nombre. En Francia se hace llamar Pére Noël; en Alemania es
Kriss Kringle (Niño Cristo) y está personificado por un hada masculina; y en
Rusia es Abuelo Invierno. En Italia, aparece en la persona de la Bruja Befana,
que según la leyenda barría su casa cuando pasaron los “Reyes Magos” hacia el
pesebre de Belén y la invitaron a ir con ellos. No los acompañó, pero tanto se
ha arrepentido, que cada año sale a repartir regalos en busca del “Niño Dios”.
¿ Y CÓMO ES SANTA CLAUS?
Ciertamente, la imagen de Santa Claus no es precisamente la de un Santo. Como
nadie pudo saber con certeza cuáles eran las características de su persona
porque nunca se dejó ver, la imaginación y creatividad de los hombres hicieron
su estampa.
A principios del siglo XIX no tenía una fisonomía definida ni usaba la
indumentaria con que actualmente se le identifica. Igual podía ataviársele con
una túnica larga tipo sacerdotal, chaqueta guarnecida de pieles o cualquier
ropa propia de la época, pues era su papel de dispensador de regalos el que
daba la significación especial.
Como primer antecedente de nuestro Santa Claus, tal como lo conocemos, está el
libro "Cuentos del antiguo Nueva York", en el que su autor Washington
Irving, reseña las tradiciones holandesas traídas a América. Entre ellas la del
legendario personaje que viajaba sobre un vagón por las copas de los árboles y
dejaba caer juguetes por las chimeneas.
Una influencia definitiva para dar fisonomía al Santa Claus que conocemos, fue
sin duda el poema "El relato de una visita de San Nicolás", que un
poeta aficionado de nombre Clement Clark Moore escribió a sus hijos. En esta
obra, publicada primero en un periódico de la ciudad de Troya y más tarde, en
diciembre de 1823, en Nueva York, se describe al personaje que reparte juguetes
como un duende, sí, pero gordo, de barbas blancas y con las facciones que hoy
nos son tan familiares.
Finalmente, fue el caricaturista Thomas Nast, alemán residente en Nueva York,
quien hacia 1880 creó al gordinflón del gorro rojo con una enorme borla blanca,
que viajaba sobre un trineo tirado por los renos Saltador, Bailarín, Bromista,
Veloz, Zalamero y Alegre. Reno, el de la nariz roja, llegó tiempo después al
grupo.
Sea como sea y de cualquier manera que se llame, la importancia de Santa Claus
es la imagen comercial que se ha creado para incentivar el consumismo y el
interés material de las compañías que saben aprovechar este personaje para
engordar a sus dueños.
CONCLUSIÓN
Lo antes mencionado son referencias que justifican el porqué los cristianos no
debemos celebrar la Navidad. Tenemos que tener en cuenta que la Biblia está
escrita en un orden divino, y en ningún momento se contradice. Si en los
Evangelios se menciona algún mandamiento u orden, en el libro de los Hechos y
en las Epístolas se ven esos mandamientos u ordenanzas poniéndose en práctica,
de esta manera nos damos cuenta que la iglesia procuró siempre hacer la
voluntad de Dios. Esto nos dice que si Dios hubiera deseado que se celebrara el
nacimiento del Señor Jesús, por lo menos en alguno de estos tres grupos se
hubiera mencionado la celebración de esta práctica por la iglesia primitiva.
La iglesia celebraba el bautismo, la Santa Cena (para conmemorar la muerte y la
resurrección del Señor), hacían énfasis en las enseñanzas del Señor Jesús, sus
milagros y su ascensión a los cielos. Pero en ningún pasaje del Nuevo
Testamento se menciona que la iglesia celebrara o enseñara la celebración del
nacimiento del Señor Jesús. Un pasaje de las Cartas Apostólicas que menciona o
hace alusión a su nacimiento es Gálatas 4:4, pero en este caso la referencia al
nacimiento del Señor está relacionada con el propósito que Dios tenía para con
él.
Por otra parte, la historia nos dice qué tipos de fiestas eran las que se
celebraban en esta fecha. Fiestas paganas, que hoy se siguen celebrando en una
forma más sofisticada.
Como pueblo del Dios Viviente, tenemos que tener mucho cuidado de cómo le
honramos, no sea que por honrar a Jesús estemos adorando al paganismo antiguo.
Algunos dicen: "No importa lo que diga la historia, lo que importa es el
espíritu con que lo hagamos". Tengamos cuidado con lo que pensamos, porque
nuestro Dios es un Dios celoso.
"Cada uno eche de si la abominaciones de delante de sus ojos, y no os
contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios"
(Ezequiel 20:7).
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